🐗 Minotauro
Minotauro. Dícese de un monstruo de la mitología griega, con cuerpo de hombre y cabeza de toro. Y esa es la primera imagen que pude ver cuando me acerqué al bar en el que había quedado con Greta, otro nombre griego. Estaba sentada en una mesa en la terraza, ya que hacía el típico día de principios de mayo en Sevilla, donde la gente ya casi sale en manga corta y sin calcetines. Se estaba tomando una cerveza (Cruzcampo) y no mostró demasiada alegría al verme, más bien lo contrario.
- Um, una cerveza, qué rica, me voy a pedir otra para mi.
- Llegas tarde, Laura.
- Sí, perdona, es que no tengo muy pilladas las distancias en esta ciudad, me creo que todo está más cerca de lo que luego es.
-Parece mentira que solo hayas estado cinco años viviendo fuera, ya hasta se te olvidan las distancias.
- Greta, ¿te pasa algo? Desde que he llegado no paras de estar a la defensiva, por no hablar de que has vuelto a fumar. Llevabas casi cinco años sin hacerlo, ¿no?
- Cinco años y dos meses. Los fumadores lo contamos siempre así. Es el precio de la adicción.
- ¿Por qué has vuelto?
- No lo sé, simplemente me han entrado ganas.
- ¿Me vas a decir qué pasa? Encima me has citado en un bar que tiene fotos de minotauros por todos lados, me intimida un poco.
- Es una particular forma de entender el castigo.
- ¿Qué castigo?
- El que llevo encima. Mira Laura, nunca te lo dije pero yo soy la razón por la que Andrés te dejó.
- (...)
- Sí, ¿te acuerdas que te dijo que se había enamorado de una compañera de trabajo y que te dejaba por ella? Pues yo era "esa compañera de trabajo". Tú te lo creíste y por eso dejaste Sevilla para irte a vivir a Madrid, porque no soportabas la idea de verle con otra por la calle, en una ciudad pequeña las posibilidades de que esto pase son muchas. Hiciste las maletas, dejaste tu vida, tu familia, todo, por mi culpa, porque yo soy esa persona de la que Andrés se enamoró locamente y por la que te jodió la vida.
- ¿Por qué me lo cuentas ahora?
- Porque Andrés ha vuelto a hacerlo, se ha enamorado de otra mujer y me ha dejado. En estos momentos estoy hundida y creo que el karma me ha devuelto el castigo de lo que te hice a ti hace años, cuando te mentí en la cara diciéndote que conocía a la mujer que te "había robado" a tu marido, hasta me inventé que se llamaba Pilar, que era rubia y que era una pedazo de zorra. Cuando la realidad es que esa zorra era yo.
- ¿Qué quieres ahora?
- Que me perdones, o me castigues, lo que prefieras, que me grites, me insultes, me pegues, pero haz algo.
- ¿Sabes lo que pasa? Que yo ya he pasado página, para mi Andrés es el pasado y ahora estoy saliendo con alguien maravilloso, que me hace feliz y que no creo que me vaya a dejar por otra.
-Eso nunca lo sabes.
- Ya, pero prefiero vivir con la idea de que será así.
- Entonces, ¿no me vas a gritar o a mandar a la mierda?
-No, creo que el mayor castigo que has sufrido es haber tenido que vivir todos estos años sabiendo que le habías jodido la vida a tu mejor amiga. Eso no hay quien lo cure, así que, tranquila.
- Gracias.
- No, la próxima vez que quedemos, vamos al bar Alegría.
Esta historia es totalmente ficticia y está escrita a raíz de conversaciones que escucho cuando la gente no se da cuenta. Es la mejor manera.